domingo, 29 de agosto de 2010

SIRENA INVERSA


Una sirena medieval traspasa el espejo del tiempo y se convierte en un biocentro, impermeable y extraño. El duende llega al texto, reaparece con sus melodías de antaño y la pluma vuelve a caer, lenta disipada y constante, el bullicio la atrapa y se mantiene acallando pensamientos. Una lucha frontal con  la imagen, la circunscripción infinita de recuerdos que se ahogan en un lago denso de mentira y de miedo. La voz sigue rondando, la presencia anuncia una metáfora moribunda y finita. La palabra se quiebra en el cristal del desencanto y la lluvia que emerge de sus ojos vuelve a aparecer. El monstruo del cuento debe desaparecer, la sirena anhela regresar al mar, ¿por qué será tan difícil olvidar? ¿por qué el refugio es el olvido? ¿por qué será que se debe olvidar tanto? La justicia, el poeta y sus memorias. Una historia de espanto.

1 comentario:

  1. Puede que en la vida no sólo decidamos la forma en que sufrir (¿recuerda aquellas tardes de diván?), también la forma en qué olvidar y las cosas que olvidar.
    Vivir para olvidar y vivir olvidando.
    Para olvidar hace falta vivir, y si hay mucho que olvidar será porque también hay, ha habido (habrá), mucha vida.
    "Confieso que he vivido" (ji)
    Así que si el exceso de vida viene con olvido, sufrimiento y metáforas moribundas, bienvenido sea. Ese duende, sea lo que sea, es necesario. Necesitamos el duende, ese que con su magia trae la creación, que viene acompañado de letras y melodías.
    Amiguita estamos en el camino, en el que la vida viene en exceso.

    ResponderEliminar