miércoles, 15 de junio de 2011

LA BALANZA


La búsqueda de equilibro se suspende en la cadena de los pájaros que vuelan. 
El tiempo se convierte en el vagón de miradas lejanas imaginarias.
La cadena se rompe y la balanza sonríe y se menea victoriosa. 
La balanza tiene una complicidad oscura con el tiempo. 
La balanza es una excelente camarada del olvido. 
El tiempo le avisa a la balanza, que el olvido si existe y el costo es tan alto, que desbalancea la balanza. 
Pero la balanza vuelve a reírse y sarcástica afirma que todo tiene un límite y un tiempo. 
No siempre se pesan las mismas alegrías y las mismas tristezas. 
La memoria a veces no da para tanto.
La balanza mide en el tiempo-ahora, la cadencia y la altura de los pájaros que sobrevuelan el cielo, no los cielos antaños, no los cielos limpios e inocentes, no los cielos rojos y turbulentos. 
Mira este cielo, mira sus pájaros, mide el vuelo y se marcha. 
Así, tranquila, expectante e imponente, la balanza siempre mide lo que quiere.
Lo que la balanza pesó ayer, no pesará igual mañana.
La balanza es un  instrumento tan histórico como el tiempo.

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