domingo, 29 de agosto de 2010

SIRENA INVERSA


Una sirena medieval traspasa el espejo del tiempo y se convierte en un biocentro, impermeable y extraño. El duende llega al texto, reaparece con sus melodías de antaño y la pluma vuelve a caer, lenta disipada y constante, el bullicio la atrapa y se mantiene acallando pensamientos. Una lucha frontal con  la imagen, la circunscripción infinita de recuerdos que se ahogan en un lago denso de mentira y de miedo. La voz sigue rondando, la presencia anuncia una metáfora moribunda y finita. La palabra se quiebra en el cristal del desencanto y la lluvia que emerge de sus ojos vuelve a aparecer. El monstruo del cuento debe desaparecer, la sirena anhela regresar al mar, ¿por qué será tan difícil olvidar? ¿por qué el refugio es el olvido? ¿por qué será que se debe olvidar tanto? La justicia, el poeta y sus memorias. Una historia de espanto.

sábado, 21 de agosto de 2010

VIDA Y MUERTE

Un respiro, tan sólo un respiro trajo el recuerdo, estaba perdido vagando en campos azules e infinitos, el dolor lo llevaba de la mano. Correr y perder, el miedo a lo inconcluso, el temor en el espejo, la ocultación vacila y aparece como una espada que hiere hasta matar. Una misma esencia, el color del sol, la misma palabra perdida siempre, las lágrimas que no cesan en un campo infinito de posibilidades. Todos los ángulos abordando el mismo centro, una frontera de besos, un par de abrazos perdidos, un tiempo que prefiere remitirse a un próximo olvido, en donde el daño, la amenaza, la mentira y la venganza producen un cataclismo ya difícil de curar. Las palabras regresan a la voz del poeta y procuran un nuevo devenir, marcado por la insensatez de una paradoja. Un llamado inexistente que golpea en la puerta del sin-sentido, una mirada de hielo que aparece como respuesta, dos polos que están prestos a fundirse bajo las inclemencias del calor, el calor del fuego que lo quema todo, que se lleva el tiempo, que se esconde bajo la piel y aparece en un hondo quebranto. El cuerpo habla, calla, se enmudece, grita. El pensamiento se cansa y las tonadas de una misma canción retornan, se repiten y carcomen hasta enloquecer.