sábado, 21 de agosto de 2010

VIDA Y MUERTE

Un respiro, tan sólo un respiro trajo el recuerdo, estaba perdido vagando en campos azules e infinitos, el dolor lo llevaba de la mano. Correr y perder, el miedo a lo inconcluso, el temor en el espejo, la ocultación vacila y aparece como una espada que hiere hasta matar. Una misma esencia, el color del sol, la misma palabra perdida siempre, las lágrimas que no cesan en un campo infinito de posibilidades. Todos los ángulos abordando el mismo centro, una frontera de besos, un par de abrazos perdidos, un tiempo que prefiere remitirse a un próximo olvido, en donde el daño, la amenaza, la mentira y la venganza producen un cataclismo ya difícil de curar. Las palabras regresan a la voz del poeta y procuran un nuevo devenir, marcado por la insensatez de una paradoja. Un llamado inexistente que golpea en la puerta del sin-sentido, una mirada de hielo que aparece como respuesta, dos polos que están prestos a fundirse bajo las inclemencias del calor, el calor del fuego que lo quema todo, que se lleva el tiempo, que se esconde bajo la piel y aparece en un hondo quebranto. El cuerpo habla, calla, se enmudece, grita. El pensamiento se cansa y las tonadas de una misma canción retornan, se repiten y carcomen hasta enloquecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario