lunes, 28 de junio de 2010

METÁFORA SURREAL



Cada quien tiene su forma de sentir el mundo, de vivirlo. Ese es el arte de la Vida, cada quien posee una forma particular de asimilar todos los fenómenos, las situaciones y las circunstancias. Todos nosotros entre los muchos que somos tenemos también múltiples formas de reaccionar frente a un mismo hecho. No siempre vamos a reaccionar igual. Algo que ayer era muy triste, la lluvia en una tarde gris -por ejemplo-, hoy podría ser un hecho mítico, simbólico e inolvidable. Cada quien vive al Otro en su disimilitud, en su diferencia, el lenguaje resulta ser el punto común del encuentro, un espacio para comunicar las diferencias. La diversidad atrae. Eso que parece inaprensible e incomprensible de ese Otro que nos habita, es el imán que poco a poco va generando atracción y el magnetismo necesario para que las presencias que tanto imaginamos aparezcan, para que los sueños que pedidos con fuerza y certeza, por fin se cumplan. Las metáforas son los vuelos irreales, que de ser pronunciados con la respectiva sobriedad de la locura, pueden iluminar el camino de colores y recobrarnos la esperanza perdida. En la posibilidad de amar el instante y amar en el instante, por el olvido que a veces es necesario y por todo lo que falta: Celebro la posibilidad de mencionar, imaginar y danzar en infinitos mundos posibles, recobro el valor del sueño en sus entrañas y cabalgo de regreso al mundo de la fantasía, retomando la poesía perdida, anunciando y presintiendo el vuelo de las palabras... en libertad.

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